El día de hoy le comenté a mis alumnos que me había comprado una nueva bicicleta para pasear por la gran ciudad. Un lugar con muchísimo tráfico donde, si querés permanecer ileso, debés tomar bastantes precauciones a la hora de manejar. Meter a mi "pequeño" pueblo dentro del acting no sentí que fuese lo más conveniente dado que, teoricé, "peligrarían" mis primeras intenciones con los peques: lograr identificar un problema.
Les comenté que al momento de querer doblar en una esquina, por lo general, los ciclistas informan sus intenciones, a todos aquellos que van atrás, mediante un gesto con la mano. Si doblamos a la izquierda, levantamos la mano izquierda. Si doblamos a la derecha, levantamos la mano derecha. ¿Fácil, no? Y también peligroso (sobre todo en una ciudad repleta de autos y personas). No está nada bueno perder equilibrio.
Ahí, entonces, apareció la "solución". Un misterioso objeto que todavía no les había presentado y que yacía aguardando su momento dentro de una bolsa de cartón: Un casco de ciclista "inteligente" con luz de giro incorporada. Les dije que lo había construido durante el fin de semana y que ahora, gracias a este invento, mis miedos viales se habían reducido. Por supuesto, también hice una demostración en vivo. Si yo inclinaba la cabeza hacia la izquierda, se encendía una flecha intermitente apuntado hacia la izquierda. Lo mismo para la derecha. ¡Paciencia que ya les muestro!
En este punto, ya había conseguido mi objetivo principal: Hacerles entender a mis alumnos que, como personas comunes y corrientes, nosotros también podemos ser partícipes en la transformación de la realidad; resolviendo problemas cotidianos mediante el conocimiento, aplicación y uso de la tecnología. Las placas Micro:bit, gracias a su programación con metodología "block coding", son sistemas de fácil entendimiento. Millones de niños las utilizan a lo largo y ancho del mundo.
El casco y el código.
Como habrán podido ver en la imagen anterior, no hay más que el casco, la placa y el porta-pilas. En qué parte ensamblar cada cosa y cómo, dependerá del gusto e ideas de cada uno. Para este caso particular, se utilizó hilo, aguja y alfileres. La placa y el porta-pilas están "cocidos" al casco, mientras que la función de los alfileres es brindar un poco más de firmeza. Alcanza y sobra para mostrar en el aula. Para casos reales - teniendo en cuenta los baches y el movimiento constante, fruto del pedaleo - yo recomendaría ajustar aún más la firmeza de los elementos del casco.
En lo que a código refiere, se pueden obtener resultados interesantes con unas pocas y simples instrucciones. No hace falta jugar tan a fondo con los valores del acelerómetro de la placa, aunque - para aquellos que quieran más rigurosidad y/o desarrollar un movimiento de cabeza específico (valores x, y, z) - la puerta siempre estará abierta. En mi caso, utilicé las configuraciones predeterminadas para lo que es "inclinación hacia la izquierda" e "inclinación hacia la derecha". La placa respondió acorde a lo que esperaba.
Comentarios finales
El proyecto es un golazo en múltiples sentidos: a) Resuelve una problematica real y cotidiana, b) utiliza instrucciones simples, c) es escalable y personalizable, d) no requiere de elementos externos más allá del porta-pilas y e) llama la atención de los niños (algo más que importante). ¿Qué otro aspecto a favor pueden encontrar? ¿Y en contra? ¿Llevarías esta actividad al aula?
~ Marcos.